miércoles, 1 de enero de 2014

Toda mujer se parece a un monumento. Y nosotros sabemos clasificarlas Siempre nos ha gustado una buena justificación antropomórfica.

Toda mujer se parece a un monumento. Y nosotros sabemos clasificarlas
Siempre nos ha gustado una buena justificación antropomórfica.
publicado en la revista SQ
Monica Bellucci con metáfora al fondo.

Todas las mujeres están construidas con los mismos materiales. Puede que estos materiales no sean los mismos con los que están hechos los sueños, pero bien colocados los pueden provocar muy placenteros. Cualquie hombre con ojos se habrá fijado en los cuerpos que le rodean y habrá pensado “Vaya monumento” (entónese con voz de Arturo Fernández) o, en términos de desafortunado epic fail, “Menudo escombro”. 

Vale, es cierto que en ocasiones los andamiajes, medios auxiliares, rellenos y acabados de fachada pueden confundirnos en nuestro sabio juicio, pero la estructura está ahí y antes o después (si hay alcohol por medio es posible que antes), acaba asomando.

La identificación del cuerpo humano con la arquitectura no es una novedad. Y es que de siempre nos ha gustado una buena justificación antropomórfica. Freud, en 'La interpretación de los sueños', comentaba el simbolismo arquitectónico del cuerpo y los genitales, donde pilares y columnas asemejarían piernas (había leído el 'Cantar de los Cantares'), y las puertas sugerirían, ejem, aberturas corporales. Por supuesto, también los poetas se lo han pasado en grande convirtiendo en metáfora arquitectónica el cuerpo femenino. Alberti se imaginó a Miguel Ángel describiendo así el de la bella Fornarina: 

No creas que me tienen arrobado
la hornacina, el altar, los cupulones
de ese edificio en que se descompone
el cuerpo de la amante derribado.

A ver, que nos desviamos del tema; hablábamos de metáforas arquitectónicas. Y de mujeres. Como estas que hemos retratado (estamos seguros de que conoces a alguna): 

ARQUITECTURA CLÁSICA
La mujer Partenón: Su cuerpo puede poseer la gracia, las curvas y proporciones de una cariátide, pero sus tobillos tienen más que ver con la base de una columna dórica (esto es, gruesitos). Si además es de las que se empeña en subirse a unas plataformas, se puede decir que no le falta ni el plinto. Ejemplo: Kate Winslet.


La mujer Panteón: Rotunda en sus formas, condenadamente bien construida, con un frontón insuperable, con un inmenso e impresionante espacio interior... Pero vacía. La admirarás, entrarás, echarás un vistazo, dirás “Qué grande”, y saldrás pensando “Demasiado para mí, necesito una cerveza” (bueno, la verdad es que esto lo vas a pensar hayas entrado o no). Ejemplo: Monica Bellucci.

La mujer Vitruvio: Divinamente proporcionada, con las cuatro extremidades extendidas, encaja perfectamente en un círculo trazado con compás cuyo centro se sitúa en... Así es, amigos, EN SU OMBLIGO.Ejemplo: Adriana Lima.


ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA
La mujer Le Corbusier: O cómo sostener una buena caja sobre unos esbeltos pilotis. Por supuesto, el paseo por el interior de esa caja es algo que no deberías perderte: todo está en su sitio y sus medidas te resultan incomprensible pero agradablemente cómodas. Ah, y no te pierdas lo que tiene en la azotea, es muy probable que te encante su jardín. Ejemplo:Marion Cotillard.

La mujer Gehry: Descaradamente escultural. Sus formas son epatantes por imposibles, los acabados de buena calidad (y caros), pero cuando te acercas le encuentras fallos por todas partes. Su éxito entre el público se mide en a) número de miradas apreciativas y b) intentos de acercamiento a sus volúmenes. Ejemplo: Kim Kardashian.

La mujer Calatrava: Se ha gastado lo que no tiene (en realidad, ha conseguido que se lo paguen y se ha quedado con las vueltas) en maquillaje, ropa y complementos de lo más vistosos, pero malos. Se lo habrá puesto todo encima y en un primer momento parecerá esplendorosa, pero antes de que acabe la noche será una ruina. Ejemplo:Lady Gaga.

La mujer Foster: (No confundir con su mujer, Elena Ochoa). Va de sincera y transparente, con las ideas bien puestas y la estructura a la vista, pero en realidad sus únicas aspiraciones son estar a la última (a cualquier precio) y que se hable de ella (insisto, no confundir). Ejemplo:Carla Bruni.

La mujer Hadid: Se viste con prendas de esas que no tienen una costura derecha, que no comprendes cómo ha conseguido ponerse (y que, por supuesto, no sabrás cómo quitarle), en unos colores tan ambiguos que jamás serías capaz de definir. Su mayor talento consiste en enredar hasta hipnotizarte. Cuando te des cuenta y sin saber muy bien cómo, ya habrás entrado hasta lo más profundo de sus instalaciones. Ejemplo:Uma Thurman.

Metáforas aparte, psicoanalista, poeta o lo que sea a lo que te dediques, a lo largo de tu vida te encontrarás con mujeres (y arquitectura) corrientes, ejemplares o inclasificables, pero todas merecerán al menos un vistazo. O un análisis en profundidad. O, quién sabe, a lo mejor (con suerte) incluso una visita guiada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios sobre la nueva entrada