CONCURSO TEATRO DEL BICENTENARIO SAN JUAN, ARGENTINA
En marzo de 2010 presentamos (Estudio Aisenson – ASN/nOISE + Patxi Mangado - Pamplona + SMF – La Plata) una propuesta para la licitación de proyecto y precio para el Teatro del Bicentenario de la ciudad de San Juan, Argentina. Nuestra propuesta fue presentada por un UTE conformada por las empresas Isolux Corsán (España), Regam S.A. (Córdoba) y Sigma S.A. (San Juan).
Presentarse a este tipo de selecciones, fuera del grado de transparencia que ofrecen los concursos organizados por las entidades que representan a los arquitectos, es un riesgo que como profesionales asumimos. El proceso, que duró prácticamente un año y estuvo determinado por tiempos políticos, no resultó confiable y sufrió diversas manipulaciones e idas y vueltas tal como la anulación de todo lo actuado y un nuevo llamado en pocos días entre otras irregularidades.
Independientemente del sistema elegido, desarrollar un proyecto para un Teatro Lírico, con una sala principal para 1200 personas y una secundaria para 250, con talleres, salas de ensayo, salas de exposición, significó una experiencia que una vez más despertó en nosotros un gran entusiasmo y vocación de experimentar acerca de la relación de estos programas con su entorno, con el paisaje, con la memoria de los ciudadanos, con la historia de la ciudad y su futuro inmediato y mediato. De ahí el proyecto y el texto que siguen:
“Dos ideas fundamentales han impulsado el desarrollo del proyecto. Por un lado, recordar, emular el paisaje cercano de las montañas. Trasladar a la ciudad edificada el paisaje del que procede. Por otro, construir conscientes de la realidad climática, del fuerte sol de la ciudad.
El edificio propuesto, en su orientación norte y nor-este, se rodea de un gran espacio porticado que además de evitar el fuerte soleamiento actuando como magnífico regulador térmico, establece una relación graduada entre el interior y exterior, entre lo público y lo más privado.
La organización funcional aconseja colocar los usos interiores y de servicio hacia la fachada sur y sur-oeste. Se configuran en estas orientaciones unos cuerpos más densos, ocupados por todos aquellos usos de carácter no público, “sirvientes” que permiten el funcionamiento del edificio. En términos formales, se produce así una respuesta urbana más opaca y más acorde con la orientación y la naturaleza más compacta de esta parte de la ciudad. El edificio funciona pues con un sistema de accesos, de circulaciones y usos en el que existe una independencia total entre lo público, lo privado y el servicio.
El gran “porche”, “espacio urbano cubierto”, “lugar previo de encuentro”, o como quiera calificarse (su riqueza permite varios calificativos), es la antesala de los vestíbulos interiores. Unos vestíbulos interiores que, contaminados por el anterior, participan en altura y configuración de su riqueza. Se trata, tal y como sugería el programa, de áreas previas de acceso a las salas en donde también pueden hacerse exposiciones, encuentros o actividades de distinto carácter. Los vestíbulos articulan los dos volúmenes de las salas principales y entre ellos se coloca un gran patio ajardinado que provee de luz natural el interior evitando el problema que pudiera generarse por las excesivas profundidades. En torno a este espacio, se localizan igualmente la cafetería y el restaurante con acceso tanto desde la zona pública como desde la más privada de camerinos y usos interiores. Los auditorios, tanto el principal como el de cámara, se conciben como dos “cajas mágicas”, claras y rotundas hacia los vestíbulos, pero sensuales y atractivas en su interior. Se juega con el efecto sorpresa que tan ricos resultados ha originado en la historia de la arquitectura.
Las dos ideas básicas que sustentan el proyecto, hacen referencia a la voluntad de unir el paisaje natural de las cordilleras próximas, de los gigantes montañosos del paisaje, con la condición abstracta y artificial de la ciudad. La imagen del proyecto se nutre de esta idea y, también, del gran espacio porticado de acceso La intersección entre la metáfora del paisaje y la realidad del clima, se fusionan aquí para producir una imagen rica, como corresponde a la importancia institucional y pública del edificio que se nos propone. En este sentido, pudiéramos decir que el edificio es el resultado de dos respuestas a escalas distintas.El gran pórtico, la respuesta más inmediata y cercana a la ciudad y al espacio público, se transforma en el plinto, en el basamento sobre el que se colocan los grandes volúmenes quebrados y fuertes, que miran a las montañas de las que San Juan extrae su fuerza y su elemento vital, el agua. Espacio público y montañas, ciudad y paisaje son el origen de una imagen fuerte y atractiva, cercana e institucional, de gran y pequeña escala a la vez. Una imagen rica y sugerente. En todo caso, no llamada a pasar desapercibida. La organización del auditorio grande sigue criterios acústicos (se ha realizado un modelo geométrico para estudiar su perfecto funcionamiento acústico del que se adjunta documentación), así como de respuesta a los distintos programas sugeridos en las bases (tanto en lo referente al público de platea como de palcos). El acceso a los mismos desde los vestíbulos de triple y cuádruple alturas, se hace de una manera sencilla. Las escaleras y ascensores previstos al efecto, después de un recorrido que permite tener una visión total del conjunto interior, se sitúan en lugares estratégicos para facilitar tanto el acceso como la rápida evacuación.
El volumen del gran pórtico de entrada, más cercano al ciudadano, más sensible a su tránsito, a ser tocado, se propone ejecutado con cerámica. Una cerámica rica y fresca en su tacto. Una cerámica de un tono “blanco manchado” que refleje la excesiva luz, pero que resulte agradable al tacto. Texturada, vidriada y con reflejos. Exteriormente pensamos que los volúmenes tienen que recordar esa estructura rocosa del paisaje. Adoptamos por tanto el hormigón con encofrado de tablilla, rugoso y rico, probablemente utilizado con algún tipo de colorante, para la construcción de los volúmenes principales de las salas y las fachadas sur y sur-oeste Interiormente, la madera asume un papel protagonista, tanto en los vestíbulos, como en el interior de las salas. Se prevé su uso en paramentos verticales y horizontales.”
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