viernes, 24 de junio de 2011

Nostalgia 2.0

La preservación histórica ¿se ha convertido en un deporte pasivo?
Por Charles A. Birnbaum,
para HuffpostArts

La nostalgia está de repente en estado de sitio, sobre todo en cuanto a la preservación histórica. La nostalgia que despertó una vez la demolición de Penn Station en Nueva York fue un gran incentivo para salvar la Grand Central Terminal. Hoy, sin embargo, la forma de la nostalgia que conocemos como preservación histórica está golpeada. (Esto me parece irónico en momentos en que Woody Allen está teniendo mucho éxito comercial con su soñadora y nostálgica Medianoche Paris). Los presupuestos nacionales y estatales dedicados a la preservación están siendo triturados, una exposición reciente en el New Museum de Nueva York la demoniza, y artículos recientes en el New York Times ofrecieron extrañas pero convenientes caracterizaciones de sus propósitos, importancia e impacto. Imagínense, el moderno movimiento de conservación histórica no es una víctima inocente y sin duda sufre de muchas heridas auto-infligidas. Sin embargo, esta actitud no tiene precedentes, y más preocupante, la gente parece estar contenta con sentarse en el banquillo y ver la masacre (si es que siquiera se molestó en prestarle atención).

Ahora, un rápido desvío / confesión para proporcionar el contexto. Cada vez que estoy en el distrito de los teatros de Nueva York, recuerda la masacre de Gran Teatro de 1982,con la demolición ese año del teatro Helen Hayes (originalmente Fulton), luego Morosco y Bijou, para dar paso al Hotel Marriott Marquis.


Helen Hayes Theatre, 1979, Registro de Edificios históricos de América, cortesía de la Biblioteca del Congreso

Yo era un estudiante de paisajismo en Siracusa en ese entonces y viajé a Nueva York en las People Express Airlines por $ 29, para unirme a una manifestación organizada por Salvemos los teatros. Después de cantar  América the Beautiful, a un grupo nos llevaron, aunque no detenidos, en un camión celular (que compartía con Lauren Bacall, Jason Robards y Christopher Reeve).



Demolición del teatro Morosco de 1982, cortesía de Lee Harris Pomeroy Arquitectos PC

Ahora, casi tres décadas más tarde, me veo en ese hotel de 45 pisos y no creo que estemos en mejor situación. ¿Eso me da nostalgia? Tal vez. ¿Me gustaría que esos teatros estuvieran todavía aquí? ¡Por supuesto!

Así que analicemos lo que está pasando. Considere esto: el movimiento de preservación histórica ha ayudado a salvar tesoros como el pueblo de Acoma, la casa del presidente Lincoln, Taliesin de Frank Lloyd Wright, las casas de Edith Wharton, Mark Twain y Harriet Tubman, así como el Star-Spangled Banner y la maqueta del World Trade Center. Varios grupos de base y organizaciones participaron, pero todos estos proyectos tienen una cosa en común, todos reciben subsidios importantes de Save America Treasures (SAT), una asociación público-privada intermedia entre el Servicio de Parques Nacionales y el National Trust for Historic Preservation, creada en 1998, que ha aprovechado los fondos federales para recaudar millones de dólares más para destinarlos a lo que su nombre sugiere, salvar los tesoros de América. Pero al SAT le han cortado los fondos en el presupuesto actual y, después de muchos éxitos, se verá obligada a cerrar el 30 de junio. Preserve America también fue afectada.


Un buen ejemplo de la antipatía a nivel estatal se encuentra en Texas, donde el gobernador / sucedáneo presidencial aspirante, Rick Perry, tiene planes para eliminar la Comisión Histórica de Texas. De acuerdo con la recomendación de la organización sin fines de lucro Texas Public Policy Foundation: "en un momento en que estamos tratando de tomar decisiones difíciles sobre la manutención de ciertos servicios para los tejanos, la financiación de programas como la preservación no es prioridad del Estado". Tal vez la mayor ironía de todo esto es que estos recortes recientes se deben en parte al éxito del Tea Party Movement en la última elección - la misma gente que desfilaba usando sommbreros de tres picos vociferando su nostalgia por los Padres Fundadores y las raíces de los Estados Unidos.


En el New York Times, el crítico de arquitectura Nicolai Ouroussoff -próximo a retirarse-, en su articulo sobre la muestra curada por Rem Koolhaas-Cronocaos- en el New Museum. En "Un arquitecto teme que la preservación distorsione", Ouroussoff escribe que Koolhaas, "pinta un cuadro de un ejército de conservacionistas bien intencionados pero desorientados que, en su afán de proteger los legados arquitectónicos del mundo, terminan degradandolos por la creación de decorados al gusto de los consumidores, mientras hacen desaparecer los capítulos más difíciles de la historia. El resultado, según él, es una nueva forma de amnesia histórica, que, paradójicamente, sólo nos aleja aún más del pasado". Ouroussoff, al parecer, está de acuerdo.

En su  artículo de refutación en el New York Times, Muerte por nostalgia, Sarah Williams Goldhagen escribe, "en lugar de golpear la conservación, debemos restringirla a su dominio propio. Las oficinas de Diseño cuentan con profesionales capacitados en la estética y las cuestiones urbanas y en condiciones de influir en la planificación y en las decisiones de preservación, que debe ser una parte integral del proceso de desarrollo urbano".

El ambiguo cumplido de Goldhagen con su intento de contextualizar la preservación y ponerla en su lugar se pierde el punto por centrarse sólo en su profesionalismo - ¿qué pasa con la sensación indescriptible que nos inspiran a la acción? La sensación indescriptible que impulsó a un estudiante de paisajismo en 1982 a volar a Nueva York y unirse a decenas de personas para tratar de salvar algunos teatros.

Me atrevo a decir esto: podemos aprender mucho de la misión de Tea Party Patriots, que dice: "Reconocemos y apoyamos la fuerza de las organizaciones de base impulsadas por el activismo y la responsabilidad cívica a nivel local" La gacetilla de prensa de la muestra Cronocaos habla del creciente "imperio" de la preservación. Si la preservación histórica es un "imperio", entonces quizás es el momento para el imperio de devolver el golpe. El moderno movimiento de preservación histórica tiene que tomar medidas: la situación actual exige que se reformule, tienda mejores y más estratégicos lazos con la comunidad de diseño, cambie de marca y difunda su mensaje, y en el proceso recupere el contacto con sus raíces.


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